El murmullo de las abejas - Sofía Segovia

La deliciosa escritura mexicana, la que siempre sabe bien, sabe a tabaco, a luna plateada en una noche muy oscura, sabe a tierra suelta, suspendida siempre en el aire de batallas y de un progreso siempre en pausa, con olor también a naranja dulces y hortalizas frescas, es así nuestra literatura mexicana, o cuando menos, es así como yo la entiendo. 

Así también las letras de Sofía Segovia saben mucho a México, en específico, al siguiente libro le brota miel, en 2015 Sofía Segovia estrena su segunda novela El murmullo de las abejas, inspirada principalmente en algunas de las historias, cuentos y anécdotas robadas y reconstruidas de vivencias en su viejo Linares, historias que ella narra en un bello realismo mágico que se respira en los textos que componen su novela y de los que según ella dice, se da licencia, así es que su mundo, el mundo de las abejas, es uno más (sin que por esto demerite su contenido, ni el de los otros más) de los cuentos e historias que construyen nuestra literatura mexicana.

Enmarcada en un México revolucionario se cuenta la historia de la familia Morales, desde aquella ocasión en que, porque la vida no es comprada, el hambre aprieta, y el cariño proviene del lugar menos pensado, los varones Morales son protegidos por una mujer que había aparecido en el momento más difícil para todos los que envuelve el inicio de la novela. 

Me sorprende principalmente que no soy un consumidor de lágrima fácil, sobre todo en la lectura, sin embargo, la ternura plasmada por Sofía Segovia en la obertura de esta historia no puede ser ignorada. Lo hace desde sus primeras líneas y lo corrobora con la llegada de Simonopio a la vida de Francisco Morales y su esposa Beatriz, quienes lo adoptan después de haber sido encontrado a la orilla del camino por la nana Reja, una mujer anciana casi inmóvil que cierto día y para sorpresa de todos desaparece al auxilio del pequeño Simonopio, abandonado a su suerte y abrazado por un panal de abejas que lo cuidan y lo cuidarán toda su vida, como lo hará también su nana Reja.

Simonopio es quizá el personaje principal de El murmullo de las Abejas, aunque me niego a aceptarlo así de fácil, pues alrededor de él circulan personajes tan importantes que abrazarán la vida de Simonopio y por supuesto, el Coyote, quien reniega de su existencia desde el primer segundo en que descubrió lo que hace sobrenatural al niño Simonopio.

Historias masculladas, caminatas delineadas por el recuerdo, el paseo de la muerte que se lee tan actual, tan acorde a nuestros días, los miedos de un hombre de familia por proteger lo suyo y una mujer que sin miedo los protege, el odio procedente del temor, y miel en cada página.

Habrá sin duda sus sinsabores, los que hoy suenan a desigualdad pero que Sofía Segovia sabe retratar, los habrá también cuando dentro de las múltiples voces en la narrativa salta aquella que trata de romper una cuarta pared que me deja confundido, aunque sin duda, es mayor el sabor a miel con leche caliente en cada página. 

Lo hace así Sofía Segovia, a quien apenas reconozco y a quien estoy seguro volveré a acudir para descubrir lo que hacemos los mexicanos, pues no me queda la menor duda que de su pluma surgen grandes historias que nos identifican.




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