Quien lucha por conservar lo
soñado, aprovechando el sopor o las lagunas de la consciencia para capturarlo a
la madrugada, sin esperar su conclusión, sin esperar tampoco el abandono de la
somnolencia para envolverse nuevamente en ella y concluir el delirio, tratando
siempre de atrapar en texto lo más posible, esto además de acercarlo al
objetivo de encapsular un sueño, inevitablemente lo vuelve a este un escritor, ¿No lo
creen así?
Capaz que esto es lo que sucede
con Cesar Aira, autor, protagonista o narrador de la siguiente historia, La
Costurera y el Viento, en una edición de ERA, que no debería decirlo, pero que debe
tomar en cuenta que deja un tanto que desear, en calidad de edición y no en
contenido, pero volvamos a la reseña.
Como inicia esto, La siguiente es
la historia de un niño, aunque como delirio de madrugada la historia nos
confunde, a veces más bien parece la historia de Delia, la costurera, o de su esposo,
parece del viento, la de una futura esposa que encarga la confección de su
vestido a la costurera de Pringles.
De lo que no me queda duda, es de
que el narrador es precisamente Cesar Aira, quien descifrando la estructura
para su próximo texto busca a través del sueño la composición de lo que hasta
ahora solo había sido un título para su siguiente obra, así es que adormecido
Aira desvela el sueño en el que el narrador es el amigo (También voz de Aira) del
pequeño hijo de la costurera, que escondido en la cabina de un camión
desaparece camino a la Patagonia, o eso es lo que parece, su madre, al
enterarse de tan desafortunado suceso, corre a su auxilio en un taxi local y
emprenden el camino en persecución del camión, con el último de sus trabajos en
manos, el vestido de una novia cuya urgencia por casarse la obliga a encargarle
la hechura de la bella indumentaria blanca; en su búsqueda un accidentado suceso
deja a Delia abandonada a la suerte de la amplia Patagonia en donde conoce al
viento, una fuerza de la naturaleza que parece estar enamorado de ella, que la
envuelve y le promete más de lo que ha podido tener en Pringles con su esposo,
quien, a su vez, la sigue a ella en una carcacha pues le han platicado que se
fue en busca de su pequeño hijo, tras ellos como una mariposa azotada en un
parabrisas los mantiene vigilados las futura esposa, quien preocupada por su
vestido corre tras la costurera a fin de recuperarlo.
Cesar Aira es un escritor
argentino, prolífico es decirlo menos, un escritor del que ¿Quién puede decirse
conocedor? acabo de iniciar mi experiencia en sus textos a los que seguro me
mantendré cercano, pues en esta, la primer experiencia, me permitió perder el
sentido envolviéndome en el laberinto exacto que representa una ilusión, cruzando
algunas puertas que quedan cerradas tras la espalda del lector y que no vuelven
a ser abiertas hasta que el delirio así lo quiere, un estado de confusión que
en verdad solo puede ser comparado con un sueño. La historia de la costurera y
el viento deja muchos cabos sueltos, ¿qué sucedió con el niño? por ejemplo, y por
qué no figura más a lo largo de la historia, como si en efecto, el camión en el
que se habría escondido lo hubiera sacado de las páginas y como el resto de los
vecinos de Pringles, nos quedara la duda y el extrañamiento de su desaparición,
mientras que el Cesar Aira nos platica sentado en un café de parís una
frustración creativa que lo libera del este escrito y que de alguna forma
libera al escrito para que el lector pueda hacer de La costurera y el viento,
la fábula, cuento o novela que su sueño le alcance a interpretar.
★★★★☆
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